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Mostrando entradas de mayo, 2017

Una Humanidad Protectora

1. El hombre del bicentenario El año pasado se cumplieron 200 años del nacimiento de Charles Darwin. Medio mundo conmemoró el bicentenario. En el colegio Jarama de Rivas donde acudía semanalmente a coordinarme con Mercedes, la tutora de primero A, lo celebraron a lo grande con una Semana Cultural preparada largamente, densa en actividades y exposiciones. Desde comienzo del curso estubieron proyectando trabajando para pequeños, pero numerosos, talleres interactivos por los que pasaron después todos los niños. El tema global fue "La Ciencia" y Mercedes se encargó, específicamente, de la Biografía de Darwin y de la importancia de su trabajo con su Teoría de la Evolución como obra más notable. Por mi parte , un profe que accede accidentalmente al centro, busqué algún material para su taller y, mientras lo revisábamos, comentamos lo difícil que sería explicar a los niños de primero la Teoría de la Evolución: ¡Si ni siquiera llegaron a aceptarla la mayor parte de la

Newton y la manzana

Newton se equivocó. ¡Mira que fue a buscar una explicación difícil para algo tan habitual! Cayó la manzana, sí. Golpeó contra su racional y débil cabeza, también. Tenía que haber una explicación, por supuesto. Pero no una ley. El corazón tiene sus motivos que la mente no puede comprender, como decía su colega Pascal. El culpable fue un gusano. El hambre le empujó. Tenía que vivir. Horadó las carnes de la fruta lozana y, después de trenzar múltiples túneles en la pulpa fresca, la manzana enfermó. La fruta, ya ajada, fue arrojada por su padre el árbol con fuerza. Cortó el cordón umbilical que le sustentaba con la rama y herida, casi muerta, fue apartada con fuerza de su compañía. Newton sintió el choque de un ser inaceptado en su cabeza.  ¿Sería la gravedad?. No fue el desapego. La falta de amor. Fue así, aunque tú (y Newton) nunca lo entenderéis.

Ingeniero ingenioso

Gaudeamus igitur, iuvenes dum sumus. Post iucundam iuventutem, post molestam senectutem, nos habebit humus. Alegrémonos pues, mientras seamos jóvenes. Tras la divertida juventud, tras la incómoda vejez, nos recibirá la tierra. Uno da la bienvenida al mundo de los adultos al recién llegado. Le invita, amable, a compartir los derechos y los deberes de la madurez en la convicción de que lo aceptarán orgullosos y motivados. ¡Pero, no! Llegan los flamantes ingenieros con su título bajo el brazo. Cantan con la sonrisa ámplia el himno universitario al recoger su habilitación de manos de sus maestros y aceptan las felicitaciones, el cariño, el agasajo. Lo celebran con sus amigos, se alegran con sus iguales... pero al llegar a casa... Al llegar a casa, a esa casa de sus padres que no piensa abandonar, se retirará a su habitación porque está cansado, porque ha quedado y debe dormir un poco para "aguantar la marcha"... Su madre limpia la casa, lava la ropa,

Alberto Da Vinchi

Tiene nueve años y le encanta saber: todo le interesa, nunca se aburre. Los libros de curiosidades, el libro gordo de Petete, los libros de misterios y maravillas del mundo animal le fascinan. Se empapa con las explicaciones de su profe de asistencia domiciliaria. Le mira con ojos asombrados. Estudia con voluntad y perseverancia. Devora documentales, Es un admirador declarado de Frank de la Jungla y sabe ya un montón de cosas sobre reptiles que explica a su profesor. Llega un momento en que este exclama: - Alberto: si el profe pareces tú  (y hay un deje de envidia al decirlo como Verrocchio con su genial discípulo en su taller florentino). Es zurdo y, como el pequeño Leonardo, era capaz de escribir en espejo en sus primeros años. Toca maravillosamente el saxo y sus profesores le adivinan grandes posibilidades como músico. Tiene habilidad en las manos y es preciso y metódico con sus manualidades. Destaca en el plegado. Hace unos meses atacó un libro de papiroflexia y realizó todo

Tecnología bélica infantil

No pertenezco a la NRA (Asociación Americana del Rifle), ni comulgo con su ideología, pero comparto con mucha gente el sentido lúdico y la fascinación por esos artilugios que, durante toda su evolución, el hombre ha construido para cazar o defenderse. La historia (y prehistoria) de la humanidad está firmemente ligada al desarrollo armamentístico. Probablemente todo empezó con el uso de un hueso o bastón para golpear (el la Biblia lo hizo Caín, y en la película  "2001 una Odisea Espacial" nos lo describe en una bella secuencia visual Stanley Kubrick al inicio del film). Junto a ello el uso de proyectiles aprovisionados entre los objetos de su entorno completarían la primera fase tecnológica de la industria bélica. Llegaría después la más tosca de las técnicas para esculpir en la dureza del sílex un hacha o la punta de una flecha, su posterior refinamiento, la invención de propulsores como el arco, la lanza con sus los lanzadores y la honda; hasta las más elaboradas

El Teorema del Punto Gordo

Hace ya mucho tiempo, el los años en que estudiaba la carrera de Magisterio, tenía un compañero muy ingenioso que, cuando el profesor de geometría liaba la explicación perdiendo ruta en la pizarra, o se quedaba abstraído intentando explicarse a sí mismo un problema que no entendía ni él, o se le escapaban las bisectrices y las medianas del tablero encerado... exclamaba por lo bajini: "Esto lo arreglaba yo con el Teorema del Punto Gordo ". Y es que el susodicho teorema servía para validar o invalidar a voluntad un montón de axiomas matemáticos y era muy útil para resolver problemas geométricos que se nos antojaban irresolubles: Para empezar negaba el axioma de que dos rectas paralelas no se cortan en ningún punto (bastaba hacer el punto lo suficientemente gordo para que contactaran a placer), solucionaba el engorro de hacer coincidir las bisecrices, medianas, alturas y mediatrices de un triángulo en el punto respectivo (pues, ovbiando los errores de trazado, las hacía co

Miar la tierra por un tubo

En mi infancia, en un mundo con pocas imágenes impresas, sin internet, sin google heart,  nuestra imagen del mundo se formaba gracias a los mapamundis escolares y las fotografías de nuestro libro de Ciencias Sociales. Curiosamente España estaba siempre en el centro como ombligo del planeta y adoptaba bastante bien la sugerente forma de "piel de toro" como nos habían enseñado que describían su forma los romanos. Al noreste continuaba una Europa bien proporcionada, más hacia oriente un vastísimo continente asiático con Rusia que se prolongaba con una extensísima Siberia  y hacia occidente una América asimétrica con un enorme Canadá y una Groenlandia tan grande como Oceanía. Los españoles estábamos, pues, situados en el kilómetro cero del mundo y se intuía claramente nuestra radial influencia en los países de la Tierra.  Cuando salí del nido de la escuela franquista me sorprendí al ver mapas de Estados Unidos en los que España aparecía casi un un rincón a la derecha y su

Una barquita de corcho, un molino eléctrico y el coche de la Barbi.

Muchas veces sorprendo a mi cuñada en medio de una conversación contando a sus interlocutores lo orgullosa que se mostraba mi sobrina (o más bien ella misma) al pasear el primer día tras los Reyes con un flamante coche de la Barbi ¡motorizado! Muchas niñas tenías un coche similar, pero a ninguna se lo habían tuneado con un motor eléctrico acoplado a sus ejes lo que lo hacía único. Mi cuñada lo recuerda a menudo y no duda en ponerme en un pedestal como "el manitas" de la familia. En esos momentos yo, que ni me acordaba, pienso en lo que le puede impresionar a alguien ese pequeño gesto tecnológico de mínima importancia.  Igualmente mi sobrina guarda aún, sobre la repisa de un armario en su recién estrenada casa, un molino de contrachapado también con las aspas motorizadas que realicé junto a ella para un trabajo de tecnología allá cuando cursaba 5º de EP. Que aún lo conserve refleja una pequeña veneración por esta faceta de ingeniero amateur que tiene su tío. Otro de los re

El frigobici

Gallifante, caballena, cocorafa, ofimática... he aquí unos cuantos acrónimos, todos sugerentes, algunos ya de uso común, otros inventados. Yo me permito titular mi artículo de hoy con uno sencillito (casi una palabra compuesta) pero que encierra, para mí, un significado personal ligado a una de esas pequeñas anécdotas que son la sal de la vida. Yo tengo una figobici que me va de maravilla. No me habría acordado de ella de nos ser por las insistentes noticias que sobre el cierre de la empresa Fagor electrodomésticos nos bombardean en el telediario. Pasarán ya de seis años que nos compramos un frigorífico Fagor, modelo Innova. Se trata de un frigorífico combi no frost con un compartimento de congelación y otro de refrigeración que están conectados mediante un conducto vertical: el frío del congelador se transmite con ayuda de un ventilador desde la parte baja a la superior. Lucía la flamante categoría energética A (máxima eficiencia, mínimo gasto), eso fue uno de los motivos que no

La misma magia

Estoy recopilando fotografías sobre prehistoria para mi clase. Me proveo de un banco de imágenes para realizar una presentación sobre el arte paleolítico. Una por una, me siento fascinado en cada imagen por su colorido, su elegancia,  su delicadeza... A pesar de que el tiempo ha borrado algunos contornos y ha descolorido el brillante rojo de los hematites  sus pinturas resultan aún hoy en día maravillosas. Mi admiración se acrecienta en cada una: la representación del movimiento en las posturas con tan pocos y precisos trazos, tan lograda; el logro de los volúmenes y las texturas con una técnica mixta de degradados y aprovechamiento de relieves rocosos; la viveza de los rojos y los negros a base de pigmentos de negro carbón y óxidos ferrosos... Voy completando una bella colección, más que sobrada, para mi clase. Lo voy haciendo por gusto, por que me place enormemente.  En algunas me detengo unos instantes de más pensativo: ¿porqué, a veces, parecen pintar sobre imágenes anteriores?